
Este Noviembre he tenido 18 días para desconectar, para pensar, para volver a conectar y sobre todo para seguir creciendo. Hacía casi dos años que no tenía vacaciones, vacaciones para mi es tener más de 10 días libres y las necesitaba urgentemente. Quería simplemente relajarme y no hacer nada, más que abandonarme al placer de hacer actividades como: leer un buen libro, ver series en Netflix, hacer senderismo, ir a comerme un rico plato de calamares, etc…
Estas vacaciones han sido atípicas, por varios motivos, uno de ellos es que me dio la sensación de que eran el doble de largas y eso es magnífico para un periodo vacacional jajajaja. Por otro lado, aunque tenía ganas de descansar y tuve varios días para ello, ha sido un periodo donde se me han abierto nuevas oportunidades laborales y de hecho, las he aceptado.
Nuevas propuestas y nuevos proyectos que suponen un nuevo giro y un paso adelante hacia mis objetivos personales. Estoy muy contenta con todo lo que la vida me está brindando y creo que si hubiera dicho que no, priorizando el descanso, me habría arrepentido toda la vida.

Este periodo también me ha hecho pensar qué tipo de contenido va a ofrecer ahora «Carolina Toledo», y me he dado cuenta que el medio ambiente necesita que se valore más, parece que nos hemos desconectado de la naturaleza y personalmente, no quiero que nos olvidemos de nuestras raíces. Por este motivo, en las vacaciones he aprovechado para tomar fotos de lugares increíbles de la isla de Tenerife, como «El parque Rural de Teno».
Para mi uno de los lugares con más magia y encanto de Tenerife, que desborda una energía muy especial donde se encuentran los acantilados más espectaculares de la isla. Teno es diferente y un nuevo proyecto, me ha llevado de nuevo allí, a descubrir una vez más todas sus maravillas. Pronto podré desvelar más cositas de este proyecto nuevo.
Junto a mis amistades he descubierto lugares donde tomar una tarta, con mucho encanto y mucha flora, como la de la foto de arriba. Estuve en una casa mágica, rodeada de jardines espectaculares y de muchos animales: patos, pavos, tortugas, pájaros….lugares con historia, lugares para recordar.

Estas vacaciones también han supuesto una búsqueda hacia mi misma, volver a conectar con mi yo de la infancia, recuperando actividades que me encantaban y que había enterrado, como el dibujo. Volver a dibujar y a pintar, aunque sólo fueran unos bocetos, me ha devuelto la motivación y las ganas para seguir perfeccionando la técnica. Una actividad que antes hacía a diario, que le relajaba y me desconectaba del mundo que giraba alrededor…nunca deberíamos perder las buenas costumbres.
Unas vacaciones que me han hecho replantearme de nuevo todos los hábitos que creía normales y que en realidad no lo son, ahora por ejemplo, no sólo he reducido el gasto en compras, sino que me he dado cuenta que no lo necesitaba, porque ya tenía más que suficiente. Ese dinero que gastaba en comprar más y más ropa, ahora lo gasto en una cena romántica, o en un viaje, o en un buen libro, en el cine…en actividades de ocio que me aportan experiencias y buenos momentos con las personas que más quiero.

He vuelto a escribir…siempre me ha encantado, al igual que dibujar pero ahora lo estoy haciendo de manera más habitual. He empezado a escribir un libro, primero para mi misma, quien sabe si algún día para alguien más.

Ahora voy caminando, me planto y miro al cielo….y sorprendida descubro maravillas como estos ejemplares de Palmeras Canarias. Les invito a levantar la mirada de vez en cuando.

Otro día levanté la mirada y descubrí este precioso cielo color azul, salpicado de esponjosas nubes blancas y en contraste con la silueta de un esbelto pino. ¡Qué belleza!.

Otro día deseé ser este pescador pero me tuve que conformar con sacarle una foto, para poder volver a verla siempre que quisiera y recordar ese maravilloso día.

Finalicé las vacaciones no triste sino feliz, porque sabía que era el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida.